A lo largo de los años el enfoque siempre ha sido cuidar la esencia del producto partiendo de una buena base.
En 1914 mis abuelos Pelayo y Leandro empezaron a dar forma y crear toda una filosofía de vida.
Desde entonces, se quiso que generación tras generación desde bien pequeños viviéramos y palpáramos siempre la tierra, haciéndonos partícipes de nuestros productos pudiendo valorar nuestro trabajo y buen hacer con todo el esplendor que han ido aportándole nuestros antepasados quienes, al igual que nosotros, supieron encontrar la sintonía perfecta entre la naturaleza y el ser humano.
Tras más de 100 años, Familia del Río sigue convencida en que la buena gastronomía empieza en la huerta. De ahí que el protagonismo siga centrado en el producto siendo él y no el mercado el que nos marca las directrices y nos sigue mostrando el camino para seguir obteniendo los matices, texturas y sabores excepcionales que hacen realmente que lo puedas disfrutar una vez que te sientas a la mesa.
En Familia del Río sabemos que los chef comparten nuestro amor por los productos del mismo modo que nosotros compartimos sus valores respecto a cómo cocinan. Siendo los dos conscientes que un producto de calidad excepcional, con cuidado y trabajo, sólo es posible con una materia prima de esta calidad.
De ahí que nuestro compromiso desde hace más de 40 años sea poder producir esa materia prima de excelente calidad para que el chef pueda llevarla al plato del comensal.
Agradecer a mis antepasados la firme convicción de querer dejar en buenas manos y el depositar ahora en nosotros, en nuestra generación, la fe y esperanza de seguir disfrutando de una hortaliza auténtica.
